Mercedes rodó en Silverstone con su W11 el pasado viernes. A bordo de este estuvieron Lewis Hamiton y Valtteri Bottas. También, allí presente, Andy Cowell explicó varios de los cambios que ha sufrido este nuevo monoplaza.
Los coches de Mercedes han sido una auténtica bestia todos los años. La única pega que han tenido todos ha sido la refrigeración del motor. En circuitos como los de México han sufrido, al igual que en Austria.
Durante el invierno se ha filtrado que los de Barckley habían trabajado y mucho en el apartado de motor. Cowell lo explicaba así: “Hemos tenido que desarrollar un área aún más amplia de la unidad de potencia. Hemos examinado cada uno de los sistemas. Hemos trabajado en una gran variedad de proyectos y cuando estén todos juntos ayudará a impulsar el coche para que sea más rápido en la pista y le dará al equipo de aerodinámica más oportunidades para mejorar”.
El área donde más tenía que trabajar ha sido en la refrigeración. Durante 2019 fue un gran quebradero de cabeza: “Estamos haciendo un esfuerzo significativo para asegurarnos de que todos los fluidos de refrigeramiento de la unidad de potencia funcionan con altas temperaturas. Esto aumenta la diferencia de temperatura entre el líquido refrigerante y la temperatura ambiente en la que competimos, lo que aumenta la efectividad del sistema de enfriamiento”, indicaba el jefe de motores.
Para finalizar, decía: “Sin embargo, es un desafío difícil porque grandes partes del motor están hechas de aluminio y las temperaturas a las que estamos operando significan que las propiedades del material están decayendo bastante rápido. Manejar eso durante un ciclo de ocho carreras con la unidad de potencia es un desafío de ingeniería difícil, pero en eso es lo que nos estamos esforzando. También nos centramos muchísimo en el embalaje y en reducir los gastos generales para el equipo de aerodinámica”.
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