La ganadora de las W Series en Zolder ha confesado que en la vuelta de formación su volante se quedó en negro, por lo que antes de salir optó por quitarlo y volverlo a poner, aunque eso no solucionó el problema.
Visser ganó la segunda prueba de la temporada de las W Series en Zolder. Partía desde la segunda posición, pero consiguió adelantar a Chadwick en la salida y liderar la prueba hasta el final.
Sin embargo, la piloto holandesa ha confesado que en la vuelta de formación su volante se puso negro y eso le impidió ver nada. “Traté de reiniciar el volante, estacioné el coche en la segunda posición y luego pensé que podía hacer. Quité el volante y lo puse de nuevo. Tal vez no era lo más inteligente que se podía hacer en esa situación, pero era lo único en lo que pensaba”, explicó. Aun así, el problema no se resolvió y tuvo que conducir así toda la carrera, aunque era algo estrictamente visual y no afectó al rendimiento del coche.
También confesó que no fue determinante en la carera, ya que no pudo ver la temperatura del motor, pero sabía los cambios y las curvas en las que cambiar de marcha.
La holandesa pudo liderar la carrera, desde el principio de la prueba hasta el final, pasando por las relanzadas tras la salida del coche de seguridad. “Sabía que esta era una pista en la que era difícil de adelantar, así que sabía que tenía que aprovechar al salida, y de alguna manera me sentí confiada de que podría hacerlo”, aseguró.
Además, ha explicado que los dos reinicios de la carrera tras el coche de seguridad hicieron la carrera difícil, aunque cree que hizo bien las cosas. “Después de eso, solo fui lentamente creando una brecha hasta que Chadwick y Powell comenzaron a pelear y luego me lo pusieron más fácil”, concluyó.
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