El piloto neozelandés consiguió su tercera victoria en Le Mans, la segunda con Toyota, y asegura que la vivió igual que la primera aquel 2017 a bordo del Porsche.
Brendon Hartley fue el encargado de cruzar la meta una vez que finalizaron las 24 Horas. Sébastien Buemi y Ryo Hirakawa esperaban nerviosos en el box. “Estaba realmente abrumado por las emociones cuando crucé la línea; las emociones realmente salieron. Fue una carrera increíble porque nos estábamos empujando mucho unos a otros. Lo estábamos dando todo: no quedaba nada sobre la mesa porque estaba muy igualado”, comentó el ex piloto de Fórmula 1 al término de la carrera.
Hartley admitió que alguna lágrima cayó mientras cruzaba la línea de meta, sobre todo al ver a su hija de tan solo seis meses. Hablando de sus compañeros, centró la atención en Hirakawa, a quien ve como el futuro de Toyota. “Estoy tan feliz por él; ya lo amamos, realmente es parte del equipo y tiene un gran sentido del humor. Trabaja muy duro, es un buen piloto y estoy seguro de que este será el primero de muchos”.
“Es un honor unirme a la lista de leyendas que han ganado Le Mans. Para ser honesto, todavía no puedo creer que mi sueño se haya hecho realidad. Fue una carrera tan reñida durante tanto tiempo y tuvimos una gran pelea con el #7”, comentó el propio Hirakawa en un comunicado de Toyota.
Dio las gracias a sus compañeros por la ayuda brindada desde que comenzó la temporada y, en especial, durante las últimas semanas. “Gracias a Sébastien y Brendon que me han ayudado mucho desde que me uní al equipo; es un honor conducir el mismo auto que ellos. Tuvimos una estrategia perfecta, excelentes paradas en boxes y una carrera sin problemas; No creo que podamos hacer más”.
Buemi, quien ya lleva tres victorias con Toyota en Le Mans, también felicitó a su joven compañero. “Es fantástico que hayamos podido ganar junto con Ryo en su primera Le Mans como parte del #8. Ha hecho un gran trabajo y me gustaría felicitarlo por su desempeño”.
