El RB18 ha demostrado toda la temporada que es muy capaz de guardar neumáticos, pero en el Red Bull Ring la historia cambió. Un poco de lluvia la noche anterior a la carrera y las condiciones de pista cambiaron drásticamente.
Max Verstappen se llevó la pole el viernes y luego la carrera Sprint del sábado. En tanda larga, Red Bull no notó ningún problema y se veían capaces de conseguir el triplete. En la vuelta doce de carrera, el neerlandés perdió el liderato a favor de Charles Leclerc y tuvo que pasar por boxes una vuelta más tarde.
Desde ese momento, el Campeón del Mundo siempre se quedó por detrás. Salvar el segundo puesto era la mejor opción, algo que pudo hacer por el fallo de motor de Carlos Sainz. De no ser así, Verstappen hubiera acabado tercero en Austria.
“Fue extraño. Hace solo una semana en Silverstone nos veíamos bastante decentes”, comentaba Christian Horner a Motorsport.com. Cree que la clave estuvo en la temperatura de las gomas. “Creo que el problema es que estos neumáticos son bastante sensibles y, si no estás en la ventana correcta con ellos, entonces puedes pagar una penalización en términos de degradación, lo que hicieron muchos equipos”.
Red Bull espera estudiar con detalle todo lo ocurrido, ya que no se esperaban ir peor que Ferrari en este sentido. “Cuando miras la carrera de velocidad, presionamos un poco más al principio, pagamos un poco al final, pero durante todo el período de nuestro análisis, fuimos idénticos a los de Ferrari. Lo único que ha cambiado de la noche a la mañana es la lluvia, la temperatura ligeramente y, por supuesto, las cargas de combustible”.
De todos modos, el segundo puesto de Max en Austria no es del todo malo. Leclerc sigue 38 puntos por detrás en el Mundial, mientras que Ferrari no sumó todos los puntos que le hubiera gustado y se mantiene a 56 en el Mundial de Constructores.
