Una de las polémicas más sonadas en estos últimos días es la referente a la penalización de Fernando Alonso tras el GP de los Estados Unidos, ocasionada por la caída de su retrovisor derecho durante la carrera tras el incidente con Stroll.
Esta sanción fue revocada tras la revisión de la denuncia del equipo Haas, fuera de plazo, por lo que Fernando pudo recuperar la séptima posición. Aunque la polémica sobre el uso de la bandera negra y naranja no ha acabado aquí.
Esta señalización se le da a un piloto que lleva daños en su coche, obligándole a pasar por boxes para reparar su monoplaza, si es que esto es posible. El caso del español no es el único que ha suscitado polémica este año, ya que precisamente el piloto de Haas, Kevin Magnussen, fue apercibido en diversas ocasiones con la famosa bandera, de forma que tuvo que entrar a boxes para reparar su coche tantas como tres veces esta campaña.
Lo cierto es que tras el episodio en suelo estadounidense la FIA, concretamente su presidente Mohammed Ben Sulayem, ha declarado que se revisará el uso de la bandera negra y naranja para que en un futuro esta pueda aplicarse de forma correcta y justa para pilotos y equipos.
En una reunión llevada a cabo entre los jefes de las diez escuderías, previa a los Libres 1 del GP de México, se llegó a la conclusión de que la bandera se debería sacar de forma menos frecuente. Siempre y cuando los equipos puedan probar que el daño del coche no supone un inconveniente para la seguridad de pilotos y personal del trazado.
No es la primera polémica de la temporada en términos de seguridad, recordemos aquella grúa de Japón. Los comisarios de Singapur o el coche de Bottas parado al final de la recta principal de Zandvoort. La FIA está en una encrucijada de la que veremos si es capaz de salir, después de un 2021 muy cuestionable y un 2022 lleno de problemas.
