Este fin de semana, Fernando Alonso disputará el último Gran Premio con Alpine después de dos temporadas. Al martes siguiente ya se pondrá a los mandos del AMR22 de Aston Martin y espera dar los primeros consejos para corregir los errores.
Después de un año de supuestas negociaciones, el asturiano decidió poner fin a su tercera etapa en Alpine para fichar por el equipo de Lawrence Stroll, quien, desde el primer momento, no tuvo problemas en dar un contrato de dos años a Alonso. La aventura en Aston Martin comenzará antes de lo previsto, aunque luego el AMR23 sea totalmente diferente.
“Es importante. En cuanto al rendimiento, no será importante, porque el coche será muy diferente el próximo año para todos. Si en cuanto a la comodidad, asiento, volante, botones, cosas que me encantaría cambiar y poner a mi medida. Será agradable tener un día en el coche y lo estoy deseando”, comentaba Alonso sobre esas pruebas en el AMR22, según recoge Motorsport.com.
Aston Martin no ha tenido una gran temporada luchando con el ritmo de clasificación, que tantos Grandes Premios ha comprometido. En las últimas carreras vienen mostrando un paso adelante en clasificación y carrera, pero aún les falta un poco para estar a la altura de Alpine.
“No creo que nadie en Aston Martin esté mirando tanto los resultados este año. Es bueno ver algunas mejoras, pero creo que Aston Martin no está aquí para terminar quinto, sexto o cuarto en el campeonato de constructores. Está aquí para ganar el campeonato mundial, y eso es lo que intentaremos hacer en 2023 y 2024”, comentaba el bicampeón del Mundo.
Esta temporada, Alonso ha perdido 60 puntos y espera que en 2023 la suerte esté de su lado. Al menos tiene un motor algo más fiable, Mercedes. “Sé que hubo muchas conversaciones después de México, cinco abandonos este año por problemas de motor, pero hay otras cuatro carreras en las que terminé todo sin batería, o el coche no arrancó en Austria, o perdí una rueda en el parada en boxes”, recordaba.
