Los motores híbridos deberían llegar a la IndyCar en 2023, pero un problema con la entrega de algunas piezas lo pone en peligro. Estaba previsto que se hiciera una prueba sobre la pista en marzo de 2022, pero todo está en el aire.
La IndyCar tiene prevista la introducción de los motores híbridos en la temporada 2023. Para ello, estaba programada una prueba en marzo de 2022, aunque faltan piezas para poder llevarse a cabo. Chevrolet y Honda, los dos fabricantes de la serie, han alertado de que es probable que los componentes del KERS no lleguen a tiempo, según ha afirmado Motorsport.com.
Al parecer, este retraso en la entrega se debe a las restricciones derivadas de la Covid-19. Sin embargo, no solo Chevrolet y Honda están sufriendo las dificultades, también Dallara. El proveedor de chasis pretende que los monoplazas sean más ligeros a partir de 2023, sobre todo en algunas zonas concretas. En este sentido, se prevén cambios en la zona del embrague, de la transmisión y de los refrigeradores.
Todavía se desconoce qué ocurrirá con los test previstos para marzo si no llegan a tiempo los componentes del KERS. El objetivo de Chevrolet y de Honda es probar los nuevos motores híbridos con la supervisión de la IndyCar. Además, los principales equipos ya han confirmado su participación.
Los motores híbridos permitirán aumentar la potencia de 700 CV a 800 CV. El KERS otorgaría 100 CV extra en terminados momentos, es decir, que la cifra ascendería a los 900 CV. En este sentido, todavía se desconoce cómo se desarrollarán los test si estos componentes no llegan a tiempo.
Esto implica que no haya un calendario concreto para la IndyCar, ni en lo que respecta al nuevo motor híbrido ni tampoco al chasis. En este sentido, la única certeza es que Dallara se responsabilizará del proyecto y fabricarán el que será el sucesor del DW12.
