El piloto de South Racing se ha despedido de la victoria por la rotura de una pieza que tan solo cuesta cinco euros. Gerard Farrés Güell mostró su “rabia” tras acabar la etapa.
Todo se puso de cara para Farrés Güell y Diego Ortega tras la décima especial, a unos siete minutos de Rokas Baciuska, pero no podrán cosechar su primer Touareg. Uno de los ventiladores se rompió en mitad de la especial. “Otra vez el Dakar te da con la mano bien abierta, otro problema mecánico”, comentó tras el término de la especial.
“Un ventilador que no cuesta nada se ha roto con las vibraciones, ha dejado de funcionar y ha hecho que el coche se calentara y perdiera agua. Hemos tenido que ir parando y arrancando hasta que hemos encontrado un coche con agua, le hemos podido pedir. Luego, Diego ha hecho un invento que nos ha permitido llegar”, explicaba el piloto catalán.
La sonrisa nunca se dejará de ver en la cara de Farrés Güell y recordó sus palabras tras la décima etapa. “Si aún estuviésemos esperando al camión… Ayer hablamos y ya os lo decía, me puede pasar a mí o a cualquiera, cualquier tontería que tú no controlas te deja fuera, esta carrera no perdona”.
La pareja había demostrado que estaba a la altura de los favoritos, pero así es esta carrera, que elige al ganador. “Puedes estar enchufado, lo estamos, pero esto no depende de nosotros, qué rabia, es impotencia, pero esto es el Dakar, las averías forman parte de esto, el problema es cuando no las buscas tú…”.
Baciuska ha sido el ganador de la undécima especial, con Oriol Vidal a su derecha. Además, sin líderes en la general por 4:17 minutos sobre Eryk Goczal, que tiene a Oriol Mena como piloto. De todos modos, parte de esta victoria podría quedarse al 50% para España.
