Max Verstappen no tiene tan claro que pueda llegar a repetir los éxitos que cosecho la pasada temporada. El tres veces campeón mundial se ha mostrado sorprendentemente cauto en la rueda de prensa previa al primer fin de semana de carreras.
Si bien las sensaciones que dejó en los test de pretemporada en Bahréin fueron muy prometedoras para el equipo austriaco, el piloto sabe que solo el tiempo dirá si Red Bull sigue por el buen camino. El resto de pilotos y gente del paddock, aun así, se siguen mostrando muy poco optimistas con la posibilidad de que alguien pueda disputarle el título este año al holandés.
“Hace falta esperar aún, no es oro todo lo que reluce. Baréin es una pista muy específica. Hay muchos trazados a lo largo del año y hay que poder rendir en todos ellos. Sinceramente creo que es mejor no pensar en estas cosas, me despierto, voy a la pista, hago mi trabajo y después podremos sacar conclusiones del rendimiento. Así es como lo veo yo”, respondió Verstappen.
El piloto tampoco se salvó de ser preguntado acerca de los problemas de Christian Horner. Es un tema que Max prefiere no discutir demasiado. “Simplemente estoy centrado en poner el coche a punto para este fin de semana. Estoy seguro de que, con un poco de suerte, será un tema que se resuelva muy rápidamente”. Queda claro que desde dentro del equipo, se prefiere echar balones fuera. Es un problema que ha desestabilizado a la escudería durante unas semanas, pero que ya ha terminado.
Enlazado con la pregunta anterior, también habló sobre las polémicas declaraciones que Helmut Marko ha hecho alguna vez sobre los mexicanos. “Hay que permanecer unidos ante este tipo de cuestiones. Ya sabéis mi opinión sobre los dos casos. Es necesario trabajar para obtener un veredicto final y volver a lo que realmente nos interesa, las carreras”, finalizó.
