Max Verstappen vivió una pesadilla en la pasada carrera. Tras una buena salida, el neerlandés empezó a cometer ligeros errores en las frenadas durante las dos primeras vueltas. Esto hizo que Carlos Sainz aprovechara la oportunidad y adelantara al de Red Bull.
Un par de giros después, a este le empezaría a asomar una larga hilera de humo en su freno trasero derecho. Este terminó en llamas a los pocos instantes y el abandono fue inminente. El propio Max fue quien reconoció que los problemas ya venían de la jornada sabatina, aunque se intensificaron en la carrera. “Ya vimos algunas señales el sábado del problema de frenos, donde quizá las cosas no estaban donde deberían, pero en el momento no pudimos encontrar un fallo en el coche”.
Pero el vigente Campeón del Mundo confía en sus posibilidades de cara a este fin de semana, con un RB20 que debería adaptarse bien a las características de Suzuka. “Tenemos un buen coche en curvas de alta velocidad y creo que lo podemos mostrar este fin de semana”, comentó Verstappen.
Si nos detenemos por un momento, podemos encontrar ciertas similitudes entre la situación que vive Red Bull antes de llegar a Japón este año y en 2023. La cita previa fue decepcionante pero nadie duda del potencial de sus coches en el circuito nipón. “La última carrera fue desafortunada y son cosas que pasan, pero conseguimos nueve victorias consecutivas, lo que es una hazaña impresionante. Así que queremos volver aún más fuertes este fin de semana“, asegura Max según recoge RacingNews365.com.
Al igual que cuando se llegó a Suzuka en 2023, queda la duda de saber si lo visto en Melbourne fue un espejismo. Ferrari está cerca y Red Bull ha demostrado que también es humano, así que solo el tiempo y la acción en pista nos lo dirán.
