El legado de Bruce McLaren

Bruce McLaren (Fuente | McLaren)

Bruce McLaren luchó desde pequeño por ganarse un hueco en el mundo del automovilismo y tras muchas dificultades hizo historia como piloto y como fundador de una escudería histórica.

Bruce McLaren nació en agosto de 1937 en Auckland, Nueva Zelanda. El neozelandés siempre tuvo claro que quería ser piloto de carreras. Su padre fue piloto en los años 30 y McLaren estaba decidido a seguir sus pasos. Con 9 años contrajo la enfermedad de Perthes por la que la rótula de su cadera izquierda se estaba rompiendo. Para inmovilizar su cadera le ataron a una estructura con pesas en las piernas y así estuvo dos años. Desde entonces le quedó una cojera que no le impidió conseguir su meta.

Phil Kerr, codirector gerente de la escudería McLaren de 1968 a 1975 explicó en el documental de McLaren la pasión del neozelandés por el mundo de los coches: “Era una persona muy activa. Aprendió mecánica de coches en la gasolinera de su padre. Allí aprendió a reparar coches, fabricar coches, construir cosas…”. McLaren comenzó a competir con 15 años en su Nueva Zelanda natal. Con apenas 20 años compitió en el Gran Premio Internacional de Nueva Zelanda con pilotos del tamaño de Jim Clark o Jack Brabham. Este último guardaba su coche en la gasolinera del padre de McLaren y se convirtió en amigo de la familia y mentor de Bruce. Brabham se deshizo en elogios hacia él: “Bruce era un piloto sumamente nuevo y tenía un talento innato. Las carreras de coches no son algo que aprendas de repente. Tienes que llevarlo dentro y tienes que sentirlo y Bruce, sin duda, lo tenía todo”.

En 1958 ganó una beca para competir a nivel internacional. Viajó hasta Inglaterra donde se formaría y correría para Cooper Car Company. Él mismo se construyó el monoplaza con el que competiría. Debutó en Fórmula 2 consiguiendo muy buenas posiciones. La carrera de Nurburgring fue disputada por coches de Fórmula 1 y Fórmula 2 y en ella McLaren hizo alarde de su gran talento. Quedó quinto, primero de su categoría de F2 y por delante de alguno de los pilotos de F1.

En el año 1959 disputó su primera temporada completa de Fórmula 1. Ganó en Sebring y se convirtió entonces en el piloto más joven de la historia en ganar un Gran Premio de Fórmula 1 con tan solo 22 años. Al año siguiente, en 1960, se proclamaba vencedor del GP de Argentina. Quedó segundo en el campeonato de pilotos, por detrás de Brabham. Una muestra más de su competitividad  se pudo ver en el Gran Premio de Mónaco del año 1962. Iba líder seguido del Ferrari de Phil Hill y, aunque este último se acercó a él, finalmente terminó ganando con dos segundos de ventaja. “Puede que Phil Hill me haya alcanzado pero no había forma de que me adelantase”, dijo a su equipo al terminar el Gran Premio.

Bruce McLaren en 1959 con el equipo Cooper (Fuente | bruce-mclaren.com)

Uno de los momentos más complicados de su carrera llegó con el accidente que tuvo en Nurburgring. “Una vez me prometí a mi mismo que dejaría el automovilismo si tenía un accidente grave pero me descubrí a mi pensando ‘aún no’. Quería empezar con algo grande: poner en marcha mi propia escudería”, explicó en declaraciones recogidas por el documental de McLaren. En 1964 le pidió al diseñador Michael Turner que hiciera la insignia para McLaren. La escudería estaba pensada en un primer momento para competir solamente en Nueva Zelanda. Ganaron su primera carrera en Nueva Zelanda en ese mismo año 1964. Bruce McLaren vuelve entonces a Inglaterra y decide ampliar el equipo contratando a más neozelandeses. En Nueva Zelanda era muy difícil conseguir componentes así que creaban componentes nuevos. Consiguieron hacerse con un taller pequeño en el que poder trabajar. Mantener un equipo cuesta mucho dinero que Bruce no tenía. Por ese motivo, trabajó para Ford como piloto de pruebas en Estados Unidos y también probaba neumáticos en Firestone. De esta forma conseguía financiación para mantener la escudería. McLaren dio el salto entonces a los turismos ganando en su primera carrera.

Tras esto, pudieron permitirse cambiarse a un taller más grande y en mejores condiciones. Este taller vería cómo nacía el McLaren M1. El monoplaza era negro con una raya plateada y una insignia con un kiwi. Era un coche muy ligero en comparación con los demás y esto le permitió ganar en Estados Unidos. A pesar de estos primeros éxitos, la mayor ilusión del neozelandés era poder competir con su equipo en Fórmula 1. Contrató a Robin Herd para que diseñara el primer McLaren de F1. Construyó el monoplaza haciendo uso de tecnología aeronáutica, que era del mundo del que venía. Y por fin, en 1966 Bruce McLaren logró su mayor sueño y debutó en Fórmula como constructor. Tenía tan claro que su objetivo era ganar que los dorsales de los dos McLaren fueron el 1 y el 2. Sin embargo, no lo logró porque el motor era muy malo en rendimiento. Ese mismo año gracias a sus contactos con Ford compitió en las 24 horas de Le Mans. Ford le pidió que McLaren hiciera un GT-40 que resultó ser un coche inalcanzable. “No tenemos nada que perder así que vamos a darlo todo”, expresó el neozelandés antes de la carrera. Los tres Ford ocupaban las tres primeras posiciones y desde el equipo ordenador un triple empate que finalmente no se dio. Bruce McLaren acabó proclamándose ganador.

Bruce McLaren en Mónaco 1966 (Fuente | McLaren)

El siguiente reto para McLaren sería la categoría Canadian-American Challenge Cup (Can-Am) en 1967. No había límite de cilindrada ni de prácticamente nada. Tenía un buen coche e intentaba ganar dinero para seguir desarrollando la escudería. En Canadá 1967 el coche de Bruce tuvo una fuga y logró salir a pista con una vuelta perdida. Finalmente, McLaren logró un muy ansiado doblete y Bruce ganó el mundial ese año.

En 1968 Robin Hard diseñó el chasis del M7, monoplaza para Fórmula 1. En el Gran Premio de Spa lideraba Jackie Stewart seguido de Bruce McLaren. A falta de una vuelta, el monoplaza de Stewart se detuvo al quedarse sin gasolina pero McLaren no se dio cuenta y cuando cruzó la meta creyó que era segundo. Sin embargo, esa se convirtió en la primera victoria de McLaren como escudería en Fórmula 1. Esa fue la segunda y última vez en la historia en la que gana un piloto que da nombre a su propia escudería.  Llegados a este punto, la escudería McLaren corría una semana en Fórmula 1 y otra en Can-Am. Bruce McLaren decidió entonces afrontar un nuevo reto en su carrera y construyó un coche de calle. En 1969 la escudería ganó 11 de las 11 carreras del Can-Am.

El siguiente objetivo era disputar las 500 millas de Indianápolis. En un test de preparación en 1970, el neozelandés insistió en dar una última vuelta empleando más alerón trasero. Tuvo un accidente e impactó contra una caseta lo que ocasionó su muerte inmediata. Entonces cobró sentido una frase que pronunció en 1964 tras el fallecimiento de Timmy Mayer en Australia: “Morir tratando de hacerlo mejor no puede ser una insensatez. La vida se mide en logros, no en años”. En el equipo decidieron continuar con su labor porque así lo quiso su familia y fue entonces cuando llegaron más éxitos. Mark Donohue ganó las 500 millas en 1972 con el M16; Emmerson Fitipaldi, el mundial de Fórmula 1 en 1974; Johnny Rutherford, las 500 millas; James Hunt, el mundial de Fórmula 1 en 1976; y Johnny Rutherford, de nuevo las 500 millas. McLaren se convirtió así en el único equipo de la historia en ganar dos mundiales de Fórmula 1 e Indy 500 tres años.

Bruce McLaren en 1970 (Fuente | McLaren)

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