La piloto de Astara ha visto la meta en los 13 dakares que ha participado. Una hazaña que pocos han conseguido, pero le queda un sabor agridulce por los numerosos problemas mecánicos.
Laia Sanz sigue rompiendo estadísticas, ampliando su leyenda. Es la única piloto española que ha visto la meta once veces consecutivas en moto y otras dos en coche, es decir, un 100% de fiabilidad. En esta 45º edición del Dakar ha terminado en la 65º posición absoluta, 32º en T1 y decimocuarto en la clasificación de prototipos de tracción 4×2.
La catalana esperaba entrar en el TOP 15 de la categoría después de su noveno puesto en 2015 a bordo de una moto. La suerte no ha estado de su lado, ya que varias averías le han alejado de las posiciones privilegiadas. “Es verdad que me queda un sabor agridulce, porque acabar el Dakar está muy bien, pero sabemos que podríamos haber estado bastante adelante este año”, comentaba en un comunicado compartido con este medio.
En la segunda etapa, Sanz y Maurizio Gerini sufrieron la rotura de los espárragos de una rueda y perdieron varias horas reparando. Era el día en el que estaban marcado parciales dentro de los diez primeros. En la etapa cinco sufrieron un vuelco, con cinco vueltas de campana. La estructura del coche no se vio dañada y pudieron seguir en carrera.
Sanz aflojó para conseguir su decimotercera meta y logró buenos resultados, además. “Por el ritmo que teníamos he visto que he dado un paso adelante importante y que podíamos haberlo hecho bien, pero la mecánica a veces en el motorsport juega malas pasadas y este 13 empiezo a pensar que sí da mala suerte”, explica la piloto de Astara.
Y ya está preparada para el 2024. “No hemos tenido ni un día limpio en el que no sucediera algo, y eso resulta un poco frustrante, pero hemos aprendido muchas cosas de las situaciones difíciles de este Dakar. Nos quedamos con que sabemos que podemos ser muy competitivos en la próxima edición”, concluía Sanz.
