Alex Albon estaba realizando una gran carrera, rodando en sexta posición. Justo cuando en la curva seis de la séptima vuelta hizo un trompo a alta velocidad, yendo hacia el muro y destrozando gran parte del monoplaza.
Pero lo peor de todo fue la trayectoria que siguió su Williams cuando rebotó contra el muro. Invadió parte de la pista y se detuvo en la trayectoria de esta. Los pilotos que perseguían a Albon en ese momento eran Pierre Gasly y Nico Hülkenberg, sin duda los que menos tiempo de reacción tuvieron al ver el accidente del piloto de Williams.
“Fue realmente aterrador. Gracias a Dios no pasó nada. Pero este escenario es una pesadilla”, comenta Hülkenberg en declaraciones post carrera. “Creo que Pierre era el primer coche tras Albon, yo era el segundo. Ningún comisario puede reaccionar tan rápido para señalizar el accidente”, explica Hülkenberg.
“No teníamos banderas amarillas, solo vi una nube de polvo y grava volando, así que no tomé la línea de carrera ideal o normal, fui un poco más ancho”, comenta el piloto de Haas sobre cómo esquivó el coche de Albon en medio de la pista.
“Tras el accidente grité inmediatamente por radio que necesitábamos un coche de seguridad y que la situación era realmente peligrosa”, recuerda el alemán. Tras el primer Safety Car, la carrera de Hülkenberg no fue sencilla, pero sí mucho más tranquila. “Fue una carrera loca, pero tuve una carrera bastante solitaria siguiendo a los más rápidos, luego tuve problemas con los neumáticos. Y desafortunadamente perdí posición con Lando Norris”, concluye Hülkenberg .
La conclusión es clara, y es que los accidentes donde los coches salen de pista y rebotan hacia la trazada son los más peligrosos, pues el resto de los pilotos pasan a gran velocidad. Esta circunstancia, sumada a la poca visibilidad en circuitos urbanos o semiurbanos como el de Melbourne, hace que la FIA tenga que replantearse de nuevo la asignatura de la seguridad en ciertas situaciones a lo largo de un Gran Premio de Fórmula 1.
