En el Gran Premio de Baréin, Logan Sargeant se encontró con varios problemas en su monoplaza que le perjudicaron en la carrera. En la vuelta diez, justo detrás de Magnussen, tuvo un bloqueo en los frenos que le hizo salirse de la pista en la curva 4. Aunque parecía que tendría que retirarse, logró regresar a boxes y continuar después de cambiar el volante.
El jefe de su equipo, James Vowles, explicó que el desequilibrio de frenado se debió a un movimiento no solicitado del sistema de distribución de frenado hacia adelante, lo que dejó a Sargeant desconcertado. Además, tanto Sargeant como su compañero de equipo, Alex Albon, tuvieron problemas de temperatura en el motor durante la carrera, lo que afectó su rendimiento en pista.
Albon, quien había calificado decimotercero, tuvo que lidiar con un motor Mercedes que se sobrecalentaba desde el inicio de la carrera, una dificultad que también afecto a los equipos clientes con motores Mercedes; Aston Martin y McLaren. Esta preocupación por la temperatura alta en el motor no solo obligó a Albon a gestionar el problema en sí, sino que también le distrajo con advertencias constantes en su ‘display’ del volante, dificultando los ajustes solicitados por su equipo desde el muro de boxes.
A pesar de estos desafíos, tanto Sargeant como Albon mantuvieron una actitud positiva hacia el futuro, reconociendo el potencial de su equipo para mejorar y obtener mejores resultados para las próximas carreras. Vowles expresó su confianza en el rendimiento del equipo cuando no se ven obstaculizados por problemas técnicos imprevistos, destacando que el potencial para lograr posiciones más altas en la clasificación es evidente cuando todo funciona correctamente.
Aunque la carrera no fue ideal para Williams, estos problemas proporcionan lecciones de mejora para el futuro. Con una evolución reflexiva y un enfoque renovado, Sargeant, Albon y el equipo Williams esperarán superar estos baches de cara al Gran Premio de Arabia Saudí y así volver a competir para entrar en zona de puntos.
