De momento la Fórmula 1 está paralizada por la pandemia mundial que estamos viviendo. Las carreras y el calendario de esta temporada se están viendo alterados. Un total de nueve Grandes Premios han tenido que ser retrasados debido a las circunstancias. Además hay ya dos grandes premios que han sido cancelados de manera oficial para esta temporada y que hasta el año que viene no podrán tener monoplazas de Fórmula 1 sobre sus pistas, como lo es el GP de Australia y el GP de Mónaco.
El GP de Azerbaiyán es una de las 9 carreras pospuestas. Estaba prevista en principio para junio. La Fórmula 1 planea iniciar otra vez el campeonato después del verano. Ross Brown cree que lo idóneo sería empezar en Europa. Al parecer Bakú podría ser la principal candidata debido a su situación geográfica y a que es uno de los lugares donde menos impacto ha tenido la pandemia en el viejo continente.
Aun así Arif Rahimov no las tiene todas consigo y espera que se les den unas indicaciones claras para poder trabajar con garantías. “En nuestro caso, aún no sabemos si podremos organizar el evento. Se necesitaría al menos un tiempo de entrega de 10 a 12 semanas para poder prepararse para la carrera que se debe correr antes de que el clima se vuelva desagradable (mediados de octubre)”, ha argumentado el director ejecutivo del circuito de Bakú en una entrevista para forbes.com.
Pero para que se pueda disputar la carrera no solo es necesario que las cosas esten bien en el país sino que además la situación debe estar controlada en el resto de países para evitar que haya más contagios y sobretodo para que estén las fronteras abiertas y los trabajadores de la competición puedan viajar.
Rahimov dice haber acordado algún término con la F1 para que se dispute el gran premio. “En general, hemos acordado con F1 que solo confirmaremos nuestra fecha en el calendario una vez que la amenaza de otra cancelación haya pasado”, ha añadido.
Por otro lado, el GP de Azerbaiyán da muchos ingresos y trabajo, pero la preparación de las calles para la carrera cuesta unos 30 millones de dólares y quieren estar seguros de que se va a recuperar la inversión, ya que la venta de entradas es su mayor ingreso y si los aficionados no pueden viajar, esto se desplomaría.
“Podría haber una posible réplica social, donde la gente evitaría las reuniones públicas incluso después de que, con suerte, derrotemos el virus COVID-19. Además, la recesión económica esperada significa una reducción del ingreso disponible de los hogares que generalmente se gasta en entretenimiento. Si podemos satisfacer las condiciones anteriores, creo que podemos organizar otra gran carrera sin un impacto negativo significativo en la venta de entradas”, ha finalizado el director ejecutivo del circuito de Bakú.
