Este fin de semana, el 8 y 9 de agosto, debían disputarse dos carreras en Mid-Ohio, pero la IndyCar ha decidido aplazarlas. El estado de Ohio ha endurecido las restricciones por la Covid-19 y el aumento de casos en el país, por lo que la nueva fecha se determinará en septiembre u octubre.
La IndyCar retomó su temporada a principios de junio y en algunas carreras que se disputaron el pasado mes de julio ya ha habido presencia de público en las gradas. Sin embargo, la situación en Estados Unidos ha cambiado el futuro de la competición.
Este fin de semana se celebraría la Honda 200 en Mid-Ohio, una prueba con dos carreras. No obstante, el estado de Ohio ha limitado las reuniones para evitar aglomeraciones, por lo que el público no podría acudir al circuito. Así, la IndyCar ha tomado la decisión de aplazar la carrera y se prevé que en septiembre u octubre den una nueva fecha. La intención es poder disputar la prueba a finales de año.
De esta manera, la siguiente carrera de la resistencia estadounidense son las 500 Millas de Indianápolis. Uno de los requisitos de los organizadores era que la carrera se disputara con aficionados. De momento las entradas siguen a la venta y el aforo será del 25%, es decir, unas 75.000 personas.
“Apreciamos la paciencia y la comprensión de nuestros aficionados mientras navegamos a través de este aplazamiento”, ha informado el circuito de Mid-Ohio en su página web.
De momento, la mirada está puesta en Indianápolis, pues ya hay expertos que afirman que es mejor correr sin aficionados. En la IndyCar, la presencia de los fans en las gradas es clave en el aspecto económico, ya que los contratos televisivos no son tan abultados como ocurre en la Fórmula 1.
De ahí que el mayor interés de los organizadores fuera correr con público. Por tanto, el estado de Indiana, donde se encuentra el óvalo, ha animado a la serie a buscar una solución para correr sin aficionados por el riesgo de contagios masivos.