El cuarto fin de semana de carreras de la temporada, y el primero tras el parón del mes de abril, fue el más accidentado de lo que llevamos de año.
El nuevo formato que estrenó la Fórmula 1 en las calles de Azerbaiyán dejó momentos de tensión y una cantidad elevada de errores humanos y mecánicos. Con una única sesión de entrenamientos el viernes, los errores de los pilotos en un circuito ratonero como lo es el de Bakú, fueron mayores de lo esperado.
Sin embargo, el momento más tenso del fin de semana se produjo en la primera vuelta de la carrera sprint que se disputó el sábado. El bicampeón del mundo, Max Verstappen, y el británico, George Russell, lucharon por la posición en los primeros metros del circuito.
Ambos pilotos llegaron a tocar el monoplaza rival hasta en dos ocasiones en las primeras curvas del trazado. Cuando se acabaron las 17 vueltas de la carrera rápida, el neerlandés mostró su descontento y frustración una vez llegaron al parque cerrado.
El bicampeón del mundo fue directo a discutir sobre el accidente con el piloto británico, que todavía no se había quitado el casco. Max no se tomó a bien la excusa del de Mercedes, que argumentó tener los neumáticos fríos y le llamó “dickhead”, mientras el inglés se retiraba a la zona de pesaje.
Una vez pasado el calor de la batalla, Russell reflexionó sobre lo ocurrido el sábado y asegura que fue “innecesario”. “Creo que es un bicampeón, que lidera el campeonato de nuevo en este momento, no me molesta, pero probablemente se decepcionó un poco con ese tipo de comentarios”, dijo Russell. “Max es un super buen tipo, gran, gran piloto es sólo que palabras como esas son un poco innecesarias”, sentenció el de Mercedes.
