Red Bull dominó la temporada de principio a fin y cuando parecía que se podía conseguir el pleno de victorias aparece Singapur. La última vez que los austriacos no tuvieron al menos un coche en Q3 fue en el Gran Premio de Rusia de 2018.
A pesar de que el ritmo de carrera no era malo, no pudieron pasar de la quinta posición. Justo en el fin de semana en el que hay modificaciones en el reglamento aparecen los problemas, pero desde Red Bull aseguran que es pura coincidencia. Una de las modificaciones que más influye en las prestaciones de los monoplazas es la que se refiere a los alerones flexibles.
Estos se han endurecido para evitar que los equipos puedan implementar piezas móviles alrededor del morro. La otra modificación se refiere a los bloques de deslizamiento del suelo, el cual se sospecha que algunos equipos utilizaban para acercar el suelo a la pista.
Según recoge Motorsport.com, Christian Horner fue tajante al negar que estos cambios de reglamento influyeron en el monoplaza, ya que aseguró que no tuvieron que cambiar nada. “Son cosas de ingeniería. Sé que a todos os encantaría culpar a las directivas técnicas, pero por desgracia ni siquiera podemos culpar a eso, porque no ha cambiado ni un solo componente de nuestro coche”.
Horner dijo que los problemas en clasificación fueron derivados directamente de la puesta a punto del monoplaza. Desde Red Bull esperaban más competencia y así fue, pero las dificultades que encontraron desde el viernes hicieron que estuviesen todo el Gran Premio a contra pie. Problemas a una vuelta con los neumáticos que derivaban en el agarre.
El director de Red Bull añadió que tuvieron complicaciones en los simulacros de carrera que se realizaron entre semana. Esto le llevo a elegir la dirección errónea acerca de la configuración. “Creo que terminamos en la ventana equivocada y expuso algunas de las debilidades que tiene el coche. Pero en realidad ha sido una lección muy útil para el próximo año. Nos da una visión muy útil y ciertas cosas que esperamos poder abordar en nuestro RB20“.