Romain Grosjean, tras su accidente el pasado domingo en el Gran Premio de Baréin, ha confesado que sintió la muerte muy cerca y pensó que no podía acabar así su historia en la Fórmula 1. Además, confiesa que sus hijos fueron su fuente de inspiración para salir del coche entre llamas.
El piloto francés sufrió un fuerte accidente el pasado domingo en el circuito de Sakhir. Tras un toque con Daniil Kvyat, Grosjean se fue contra las protecciones a 221 km/h, golpeándose a 56 fuerzas G. Su coche se partió en dos e incluso atravesó el guardarraíl, incendiándose de inmediato. El piloto pudo salir del coche por su propio pie y solo sufrió quemaduras en ambas manos y en un tobillo.
Grosjean ha confirmado que se encuentra bien y ha bromeado diciendo que tiene “las manos de Mickey Mouse”, por las vendas. Por lo demás no ha sufrido ninguna fractura. Fueron 28 segundos los que tardó en salir del coche, pero afirma que parecieron muchos más.
“No sé si la palabra milagro existe o si se puede utilizar, pero en cualquier caso diría que no era mi momento. Vi que mi visera se volvió naranja, vi las llamas en el lado izquierdo del coche. Pensé en muchas cosas, incluido en Niki Lauda, y pensé que no era posible terminar así. Ahora no, no podía terminar mi historia en la Fórmula 1 así“, ha comentado en su primera entrevista tras el accidente a la televisión francesa TF1.
La motivación para salir del coche, según ha confesado, fueron sus hijos. Reconoce que pensó en ellos y se dijo a sí mismo que tenía que salir. Para ello metió las manos en el fuego y de ahí las quemaduras. Ahora, Grosjean explica que su hijo más pequeño, Simon, cree que tiene poderes mágicos y un “escudo de amor mágico que le protege”. Su hijo mayor lo entiende mejor, aunque es difícil para ellos.
“Son palabras muy fuertes para un niño. Mi hijo mayor, Sacha, que tiene siete años, es más racional y trata de comprender. Y mi pequeño ha hecho un dibujo, ‘para las llagas de papá en sus manos’“, ha expresado.
Por este motivo explica que sentía más miedo por su familia que por sí mismo. Además, confiesa que sintió la muerte muy cerca y es probable que necesite tratamiento psicológico para hablar sobre lo sucedido.
“Creo que habrá que hacer algo de trabajo psicológico porque realmente vi venir la muerte. Incluso en Hollywood no pueden hacer imágenes como esa. Es el accidente más grande que he visto en mi vida. El monoplaza se incendió, explotó y la batería también se incendió, lo que añadió mucha energía al impacto”.
También le ha dado las gracias a los comisarios y a todas las personas que trabajaron rápidamente para salvar su vida, así como a los aficionados que le enviaron mensajes a través de las redes sociales. Lejos de rendirse, Grosjean asegura que le gustaría correr en el Gran Premio de Abu Dabi para terminar su historia en la Fórmula 1 de la mejor manera posible.
“Por un lado tengo la sensación de estar feliz por estar vivo, de ver las cosas de manera diferente. También existe la necesidad de volver al coche, si es posible en Abu Dabi, para terminar mi historia en la Fórmula 1 de una manera diferente. Fue casi como volver a nacer. Salir de las llamas ese día es algo que marcará mi vida para siempre”, ha apuntado para cerrar.
